martes, 1 de abril de 2025

Siempre he sido un mediocre

Siempre he sido un mediocre. Uno de esos importantes, que se creen bien chingones y ni por la cabeza les pasa otra posibilidad. Me sentí sobrado muchas veces, pensando: ¿para qué esforzarme si esto es fácil? Y al final, no hacía nada. Miraba las cosas desde arriba, incluso a algunas personas.

Minimizaba lo que hacían los demás, disfrazando mi pereza con indiferencia. Empezaba cosas que nunca terminaba. Creía que lo podía hacer mejor que cualquiera, pero nunca lo hacía. Mientras otros avanzaban, yo seguía campante, creyéndome más listo, sin darme cuenta de lo pendejo que era. Construía un palacio de aire, una imagen de superioridad que, en realidad era pura tibieza y conformidad.

El tiempo pasó y me di cuenta que ya me chingué. Se fueron las oportunidades de cerrar ciclos, de completar lo que solo había empezado. Una buena parte de mi vida se diluyó en esa mediocridad. Mientras otros crecían, maduraban y construían, yo soñaba con que alguien me aplaudiera los sueños cumplidos. Pero soñar es de a gratis, como dice Chava Flores, lo difícil es ponerse a jalar.

Luego vi a esos mismos a los que subestimé: con sus familias, felices, batallando, pero felices. Y yo… yo seguía siendo el mismo mediocre de siempre. Sí, cumplí algunos sueños, pero no metas. Y entendí que una cosa es soñar, y otra crecer. Porque cuando uno sueña, ni cuenta se da si ronca, si hace ruidos extraños o simplemente está molestando. 

Siempre supe que era un mediocre. Lo acepté. Me dio tristeza. Y por años pensé que así sería siempre.

Siempre… hasta que nació mi hija.

Ese día, todo cambió. 

Vi sus manitas perfectas, sus piecitos acolchonaditos, su naricita igual a la de su mamá. Esos ojitos nuevos me dieron la oportunidad que pensé que nunca tendría: salir de la medianía donde siempre había vivido.

Ese día, por primera vez, sentí que había logrado algo grande. Y eso, no lo puede decir cualquier mediocre.

Me di cuenta de que entre todo lo que dejé a la mitad, también había cosas que logré: una hermosa familia, con mis padres y mis hermanos, una esposa increíble que me regaló lo más bonito que tengo, amigos que me saludan con el mismo cariño de siempre, y la tranquilidad de nunca haber jodido la vida de nadie.

Por más mediocre que haya sido, o que aún sea, hoy tengo todo lo que necesito para ser feliz. Alguien que se alegra cuando llego a casa, que me da sus bracitos para que la cargue, que llora cuando me desaparezco unos segundos.

Y tengo a Ari, que me cuida, que me complementa y me acompaña cada día, quitándole lo pinche a la vida.

Y que, sin saberlo, me dio una nueva oportunidad de renovar la visión y ver mi futuro imperfecto con otros ojos.


                                         

                                              El día que nació Maca 


                                          

                                              Maca jugando con su pasta de dientes


  

                                            Maca paseándose con su mamá  



                                             Maca y su mamá en una visita al pediatra 


                                         

                                             Maca jugando con mi cartera



                                         Maca y yo en una visita al pediatra 



                         Toda nuestra familia en Tepoztlan, un pueblo mágico del estado de Morelos. 



                Macarena y yo en casa de su tía celebrando al año nuevo. 



                                               Otra vez Macarena y yo en Tepoztlán. 




lunes, 31 de marzo de 2025

3 de agosto de 2023: el día que todo cambió.

Todo el día estuve dándole vueltas a muchas cosas. Algunas buenas, otras no tanto. Me pasaban por la mente mil posibilidades: rezaba, oraba, recordaba comentarios, pensaba en la prueba, en qué iba a sentir si salía positiva, en cómo lo íbamos a contar a la familia de Ari y a la mía.

Sabía que Ari me estaba esperando. Que lo íbamos a ver juntos, que íbamos a enfrentarlo juntos.

En el fondo tenía una ligera certeza de que el resultado sería positivo. Pero también me preparaba para lo contrario, para lo ogt que sería volver a empezar. Todo el día me sentí inquieto, con ansiedad. Sabía que llegando a la casa haríamos la prueba. Estaba impaciente, nervioso.

Inevitablemente, recordaba los comentarios jodidos. Pero también a las personas que nos deseaban lo mejor.

Pensaba en todo lo que teníamos a nuestro favor: el tratamiento, la cirugía, las inyecciones, los óvulos nuevos, las esperanzas. Pensaba en lo que nos había dicho mamá: que si Ari estaba embarazada, le iba a hacer muchas cosas de comer. Me acordaba de la tía Chela y la carriola que nos prometió.

Siempre he tenido presente a Roberto Musso, el cantante de Cuarteto de Nos, cuando contó que tuvo su primer hijo a los 40, casi como yo. En María Adanés, que también fue mamá a los 45. En Don Berna, el ex patrón de Óscar.

Todo el día repasé las promesas que le hice a Dios: hacer dietas, adelgazar, hacer ejercicio. Había que cumplirlas.

También pensaba en lo increíble que es cómo los doctores calculan fechas con tanta precisión, como si fuera lo más normal para ellos. Para uno es algo extraordinario, para ellos es solo parte de su trabajo.

Ese día me fui a cortar el pelo.

Y también pensé en lo de la óptica, que sería la mejor opción para tener nuestro propio negocio.

Pero Ari no me esperó…

Cuando llegué, le pregunté si había comprado la prueba. Me dijo que sí.

—¿Te la hiciste? —le pregunté.

Me miró seria y dijo que sí. Mi mente se nubló. Pensé lo peor.

—¿Y qué salió?

—No…

Silencio.

—Salió positiva.

No le creí, no sabía qué hacer, no podía creerlo.

Ari quiso hacerme una broma, pero dice que me vio con cara de que “quería llorar” y no pudo seguir. Me tuvo que decir la verdad. Para mí, eso es amor, así, en su forma más pura: no hacer sufrir al que amas.

Lo que tanto deseábamos se estaba haciendo realidad. 

Ari no supo cómo darme la sorpresa, o yo la agüité porque quería llorar. Pero la abracé, la besé y le pregunté una y otra vez si estaba segura. No lo podía creer. Era una mezcla de incredulidad, sorpresa, felicidad, tranquilidad, ansiedad, ganas de decirlo, de reír nervioso, de 
llorar. Y no supe cómo demostrárselo a Ari.

Me enseñó las pruebas. Las vi con tanto interés como si fueran otra cosa. Creo que, en parte, lo hacía para disimular el shock de no saber cómo reaccionar. Quería demostrarle mi felicidad infinita por estar viviendo el día más hermoso de mi vida.

Caí en cuenta de que era la primera vez que tenía una prueba de embarazo en mis manos.

Desde que empezamos el tratamiento, mamá y Ari lo daban por hecho. Yo no. Yo siempre tenía en mente la posibilidad de que no. Ellas, en cambio, estaban seguras.

Ese día, que nos enteramos que seríamos papás… cenamos KFC.

Un día antes habíamos cenado tacos, de esos de promoción de dos órdenes por 100 pesos. Pero este día especial tenía que parecer especial. Digo “parecer” porque todavía no podíamos contarle a nadie. Para nosotros, los momentos importantes siempre van acompañados de comida. Estoy seguro de que nunca lo olvidaremos.

A veces creo que, de lo jodidos que pueden ser nuestros días, de mi vida deambulando en la mediocridad, hoy somos afortunados. Desde el primer intento lo logramos.

Ese día Ari no se hizo una prueba, se hizo tres.

Una en la mañana. Y ya cuando había medio salido del shock, otras dos. 

Estaba desesperada por saber. Yo, aterrado de que saliera negativa.

Y ahora me siento raro. Feliz en silencio, esperando la cita con el doctor el día 23, esperando 
que todo esté bien, esperando lo que venga.

Me siento como si flotara, como si todo me fuera indiferente, como si anduviera dormido en un sueño sin secuencia ni lógica. Como cuando uno anda enamorado.

Sabiendo que nos espera algo hermoso.

Y con el corazón agradecido por recibir lo que con tanto amor estábamos esperando.




miércoles, 20 de mayo de 2020

El nuevo CD de Bersuit.

Una de esas tantas veces, que estaba comprando tacos con mis camaradas, ahí en la esquina, cargando con la resignación de que el domingo estaba acabando y lo único que quedaba era cenar, esa noche acababa de llover, había charcos y un clima fresco, muy agradable, recuerdo que llegó mi hermano Óscar; traía en la mano el disco nuevo de Bersuit, ese que en la portada trae unas esferas envueltas en pelo, muy acorde su nombre: Testosterona.  El caso es que hay cosas que uno no olvida, y aquella vez, cuando llegó mi carnal al puesto de tacos me dijo: 
Mira lo que compré, es el nuevo.
Yo dije: ¡A con madre! Ahorita lo escuchamos… viene una de Calamaro.
¡Simón! ahorita voy para la casa y lo ponemos…
Y así fue, después de los tacos me fui a escuchar el CD nuevo.
Sin duda, ese fue el mejor cierre para un domingo que pudo haber sido un domingo cualquiera.
Y es que estrenar un CD era un ritual; al principio lo escuchabas un chingo de veces, veías una y otra vez la caja, leías los nombres de las canciones, y luego volvíamos a escuchar las rolas salteadas, hasta que quedaba todo rallado y aún así lo seguíamos escuchando y nunca nos cansábamos. Aunque la verdad el CD, es sólo el elemento simbólico; ese CD de Bersuit está bueno pero no es el más chido, incluso Óscar compró algunos otros pero ese disco lo veo y me acuerdo de esa vez, de esa emoción de mi hermano cuando me dijo que lo había comprado, creo que a él también le emocionaba porque sabía que yo me iba a emocionar; al chile que pudo haber sido un disco de La Firma, Del Poder del Norte, de Pesado y no pasa nada, lo chingón es el recuerdo, ese valor que le damos a las cosas no por lo que son, sino por que nos recuerdan algo, porque significan algún momento de nuestra vida, porque al mirarlos vemos los rostros de las personas que estaban ahí en ese instante, y por eso valen, por eso las atesoramos, bueno, al menos yo.  









miércoles, 29 de abril de 2020

UN SOLOVINO SIEMPRE VUELVE A DONDE AMÓ LA VIDA

Siempre he querido tener un blog, donde pueda escribir lo que quiera. En cualquier formato o sin formato; que simplemente sea una fuente de deshago, donde decir y hablar sobre lo que me gusta, lo que pienso y también de lo que me caga.

Es que siempre he querido un espacio donde poder contar  las experiencias que se me van atravesando en la vida y enriquecen mi memoria. Pero siendo sinceros, tampoco es que yo sea Jacques Cousteau, que ando de aventura en aventura, más bien soy un observador, un espectador que ve la vida cómo quien disfruta sus películas y series preferidas, y alimenta su alma de vivencias, aprendizajes, canciones y momentos… sobre todo de momentos, esos que son memorables, con gente chida, que amo, que me hace sentir a gusto y que le da valor al tiempo que comparte conmigo.

Y por eso este blog estuvo mucho tiempo en el olvido (como siete años, no más), porque por vivir apurado juntando momentos, se me olvida escribir; ya sé que a veces tomo alguna foto, pero me paso más tiempo apuntando en libretitas, postits o pedazos de papel, todo aquello que me resulta interesante, y de paso quitarme de encima el miedo a que algún todo se me vaya a olvidar algún día.

Pero como dijo nuestro presidente, “Esta pandemia nos vino como anillo al dedo”, pues así me pasó a mí con mi blog, porque parece que estos días de confinamiento son perfectos para retomarlo, y ya que después de muchos intentos pude recuperar la contraseña, no hay que dejarlo morir, y como yo siempre he querido tener un blog donde pueda escribir de lo que yo quiera, y de lo que me caga pues aquí ando otra vez, de Solovino.



Jacques Cousteau

"Si yo no voy a descubrir, otra persona lo hará por mí"


jueves, 14 de febrero de 2013

LA FOTO MÁS CHIDA.


Aunque se  aprecia claramente la inmensidad de mi frente, además la luz no me favorece porque se refleja de forma considerable y mis sobresalientes entradas delatan que mi destino será quedarme pelón. Aunque nadie ve la babita que cae sobre mis prominentes cachetes, esta es sin duda la foto más chida en la que salgo al menos en los útimos 25 años. 


viernes, 8 de febrero de 2013

GRACIAS A DIOS EXISTEN COSAS MÁS TRASCENDENTALES QUE UN “LIKE”

Hace unos días escribí en mi feisbuk acerca de un discurso que ofreció Pepé Mujica en Brasil. Para mí significa algo más que un post, más bien es algo que de corazón les compartí. Entre algunas cosas que dije aquí reitero lo que pienso sobre el uso que hace el feisbuk de las personas, que lo considero una especie de virus que apendeja a los que prefieren que los apendejen antes de ver la realidad, que los enceguece y les hace creer que las almorranas que le salieron al tío de la ex del mejor amigo de su prima, son más importantes que las injusticias, los robos y la pobreza que se padecen en el mundo. Aquí es cuando muchos dirían su frase jodida de “pero cada quien” ja ja ja ¡no mames!, si pensará que cada quien sabe lo que hace, ¿entonces para qué les  escribo?, el pedo es que muchos ni saben los que están haciendo, menos van a darse cuenta que los están usando, por eso estoy con esto, para ver si al menos puedo lograr que alguien abra un poquito sus ojos y que despierte. No entraré en teorías conspirativas, no es mi idea,  pero sí creo que estamos jodidos porque a muchos les es indiferente lo que pasa a su alrededor y viven tirando baba pensando que las cosas son como se los dicen en la tele y no piensan, no son capaces de razonar un poquito siquiera para comparar si lo que ven coincide con lo que escuchan. Este mundo lejos de mejorar cada vez será peor, que tristeza, qué fatalista parezco pero lamentablemente así lo veo.

Pero un buen día navegando entre blogs de mercadotecnia y publicidad me encontré con el discurso del Sr. Pepé Mujica, Presidente de la República Oriental del Uruguay, en el cual nos muestra la posición que asume ante el mundo, y nos regala un mensaje de esperanza, sobre todo un mensaje de amor. De amor a nuestro mundo, a nuestros hermanos, al medio ambiente, a la vida. Si regresamos un poquito a las raíces de lo que es el amor, encontraremos que es libertad, respeto, consideración, los mismos conceptos que trasmiten las palabras del Presidente de Uruguay. No les quiero hablar mucho sobre el discurso (de hecho hasta se los podría transcribir aquí mismo), prefiero agregar abajo el link para que él quiera lo vea todo completo y piense lo que guste.

Algo así como “no tenemos el derecho de violentar la conciencia de los demás” escribió un buen amigo en su feisbuk, y está bien, creo que en parte tiene razón, definitivamente mi intensión no es madrear a nadie, aunque hay quienes que se lo merecen, pero creo que existen cosas más importantes en la vida que andar buscando peleas con la novia o el novio porque le dio o no “like” a una foto, más trascendentes que dedicar la tarde en ver a Laura Bozo, la Rosa de Guadalupe o las novelas por que en si la televisión no tienen otro sentido que apendejar a la gente, da mucha pena porque hay cosas que afectan directamente nuestra vida y sin embargo nos da lo mismo.

Yo me siento sorprendido y aunque se escuche muy joto hasta maravillado por las palabras del Sr.Mujica, es un alivio el saber que hay gente que está preocupada por nuestro mundo, que es un ser humano como yo, me refiero a que es una persona de carne y hueso no un mito, es un Presidente de un País, no es una leyenda o un ídolo como el Che Guevara, no un Semi Dios como Emiliano Zapata, es un señor que tiene como parte de su patrimonio un bochito no castillos en Francia, un idealista que ve el mismo sol que todos vemos.  

Ya ha pasado mucho tiempo desde la última vez que actualice este blog, ya el Monterrey fue campeón otra vez, cambiamos de presidente, ya hasta tengo jale, pero no había sentido que algo fuera realmente chido como para compartir, espero andar por aquí más seguido. saludos a todos.  

Él es el Sr. José Mújica, Presidente de la República Oriental del Uruguay

Aquí está el video: 



domingo, 17 de julio de 2011

PORQUE ES IMPOSIBLE

No es fácil encontrar el principio cuando todos los días está latente el final, pero no pensar en ti, es más difícil. Vivo con la tentación de hablarte a solas, sólo conmigo, sin ti, sólo con tu imagen y dejar frente a ti descubiertos mis deseos, todos, los fallidos, los escondidos, los atrancados, los que se han ido quedando hasta el último, porque es imposible tenerte. Fantaseo contigo en todo el extenso sentido de la palabra fantasía, recorro tus fotos archivadas en el disco duro de mi mente que he nombrado corazón, y cuando menos lo pienso surge de nuevo esa necesidad de hablarte, de no quedarme callado y regreso a ti, a toda tu historia, a tus recuerdos, sobre todo en los que aparezco, busco un punto para escribirte y me pierdo en uno de tus lunares, los que he visto y entonces cierro los ojos e imagino los que no he visto.