jueves, 17 de marzo de 2011

ESO PASA CUANDO UNO SE ENAMORA DE LAS COSAS.

Después de unos años, más o menos como cuatro, por fin me pude comprar unos tenis ASICS. Por azares del destino no me había podido hacer de ellos, sencillamente no se había dado. A veces traía lana y no había, a veces los veía pero no andaba buscando tenis y así viceversa, además como ni tengo amigos ni parientes que vayan al otro lado y encargárselos, pues nomás no me podía cumplir ese gustito.
Pero aquel lunes amanecí sin mucho jale, y me fui a pajarear un rato ahí por Interplaza, y que los voy viendo, y luego luego dije ¡¡¡aaaa su madre!!! Sonaron campanitas a mí alrededor. Así es como los ando deseando desde hace mucho. Casualmente en ese rato no tenía ni un peso partido por la mitad, ok, traigo tres dólares en mi cartera que según son para la buena suerte y como mi suerte está jodidisíma, traigo tres. No los completaba como quiera. Me fui caminando con ojitos de enamorado, dije: por fin ya vi donde los venden. Sólo me faltaba lo mero bueno, ya tenía todas las ganas de comprarlos, toda la ilusión, la intención y hasta los pantalones con que me los iba a poner, nomás que me faltaba la lana, casi nada. Así que ni pedo, no tenía más opción que asaltar un Seven o un Oxxo, ja, na no es cierto; había que echarle más ganas al jale y si no, pedir un préstamo a mi carnal (que fue lo que hice). Le dije: E wey, préstame pa’ unos tenis, un día te los pagaré. Como él comparte conmigo ese vicio por comprar tenis, me comprendió, claro le tuve que contar que eran unos ASICS s, que nunca los había visto, que estaban conmadre, que me los iban a ganar; le di todas mis razones sentimentales. ¡Listo, me hizo un paro! Luego de una semana y media me compre mis tennis ASICS. Bien recuerdo el speech del vendedor. El vendedor seguro que muchos lo conocen, es el enanito que tenía un puesto bien chingón de tenis en el puente, pero con el huracán Alex se tuvo que cambiar de punto. De hecho en el puente el wey se creía muy machín, te atendía en mal pedo, pero por el trato que me dio ese día, creo que la renta que ha de estar pagando el puto ya lo hizo cambiar. Cuando llegue ahí, ya había otros Puma que también estaban bien padres, el Chaparrito se me estaba desesperando, que me dice (con el afán de cinchar la venta): yo te recomiendo estos TIGER (ASICS), los Pumas seguro después traigo más, pero estos TIGER es difícil que los vuelvas a encontrar. Sentí miedo, me sentí en peligro, amenazado, así que me dije: no mames es ahora o nunca, y¡¡sobres!! Que me compro mis ASICS TIGER. Mis seres queridos me los chulearon mucho, yo estaba seguro que había hecho una buena compra. Mejor dicho una compra perfecta. Yo andaba feliz y contento con mis tenis.
Siempre he pensado que cuando uno quiere algo lo cuida, así que un triste día que se me enmugraron muy severamente, me vi en la necesidad de lavarlos. Con el afán de tenerlos cuidaditos y bonitos, igualitos como cuando los vi por primera vez. Tenían un polvo como muy pegado, por más que le tallaba seguían igual, así que le seguí tallando, y tallando. Los puse a secar, cuando regresé ya estaban casi secos, ¡¡pero lo azul estaba despintado!! ¡Alabao sea el señor! no mames, ¡no mames!, ¡¡no mames!!, no podía dejar de repetir lo mismo, esa frase que casi siempre significa que algo grave ha sucedido. Los tallé otra vez para quitarle la pintura azul que se corrió sobre la tela blanca y nada, nada. Los remojé en agua limpia a ver si se limpiaban, los puse a secar de nuevo. Después de un rato fui a verlos, ya nada se podía hacer. Un vacio se hizo en mi corazón. ¡chingale pos ni pedo! Hay que ser fuertes. Así me los puse otros dos días y no, ya no eran los mismos. Se veían como las chicas lindas cuando por tanta lágrima se les corre el rímel debajo de sus ojitos. Había que salir de esta.
Pobre de mi corazón, que en lo que va del año, ha experimentado el mismo sentimiento ya dos veces. Resignación, esa es la palabra, había que sobreponerme a esta sensible pérdida. Resignarme así nomás porque sí, prácticamente a huevo, no fue cosa fácil, fue más bien súper difícil, como sacarle la raíz cuadrada a 2 sin calculadora, como perder el partido por el descenso, como despertar en la mañana sabiendo que no hay esperanza de que llegue la tarde, como amanecer de luto en domingo. Fue como revivir aquella tristeza que sentí cuando aquella chica tan bella y tan linda gente, de pronto no quiso quedarse más a mi lado. Sin más que hacer había que amarrarse los calzones y aguantar vara; como la quiero había que dejarla que se fuera.
Pero que duro fue acostumbrarme a su ausencia, a no volver a verme en sus ojos, a no besar su cara, sus mejillas, sus labios, a no escuchar más su risa, privar a mis oídos de sentir su hermosa voz. Ahora me tocaba buscar lo que sea para rellenar ese hueco en el alma. Que cruel fue ver una y otra vez sus fotos en el feisbuk (masoquismo también), tener a la mano sus números en mi celular, era hora de buscar algo bueno en mi vida que llenará ese boquete que se hizo en mis horas, en mis días, en mis pensamientos, en los versos tachoneados en mi libreta y mis hojas sueltas, tenía que tapar ese hoyo negro que me ha sobre poblado de hondos suspiros.
Aunque he de decir que ahora que la veo, creo que sí se tenía que ir. Ella tiene que volar por sus cielos, respirar aire fresco todos los días, renovar su alma cada vez que sale el sol, ser libre como mariposa en primavera, viajar sin rumbo en medio del mar, como balsa que escapo de sus amarras, estrella fugaz que pasa en frente de mis ojos sin darme tiempo para pedir un deseo, como un pez, como un niño en la alameda. Porque la quiero había que dejarla que se fuera.
Después de pasar por todo ese proceso tan doloroso de desprenderme y dejar ahí en un rincón mis tenis ASICS, ahora venía la tormenta y empezar a buscar un bálsamo para la herida, o de plano comprar cicatriciur o baba de caracol, buscar cerrar en un dosportres esa zanja en forma de cortada y remendarme el corazón, que desde que ella se fue no late como antes.
Uno no entiende que no es bueno para la salud amararse y enamorarse tanto de las personas, perdón por el pleonasmo, porque cuando se habla de enamorarse se entiende que hay un exceso, un empelotamiento sobrenatural. Tal vez porque se quiso mucho y se deseo en demasía. Y es complicado así nomás de buenas a primeras decirles adiós, uno se resiste al dolor y tranquilamente se sufre. Quizás sea peor enamorarse de las cosas, ya ven como es uno de enamoradizo, además medio cabra, y en lugar de pasar por ese dolor del duelo y ver ahí mis tenis tan chidos, olvidados haciéndose viejos, porque yo sabía que ya no me los iba a poner, mejor decidí tomar el camino fácil… me fui a la Pulga Mitras, busque otros tenis. Ya tría en mente unos PUMA bien chingones. Los busque, pero no los hallé, era tanta mi tristeza que el malestar ya no me dejaba, así que me precipité y fui en pleno miércoles, que según los locales ya estaban abiertos, pero no. Ya cuando venía de regreso buscando la salida, con la misión sin cumplir, algo me hizo voltear, fue cuando vi a lo lejos un puesto abierto con unos tenis chidos, eran unos PUMA azules con negro muy chingones diría yo. Y listo, me los probé, no deje que me enseñaran más, ¿Cuánto? Simón, me convertí en su dueño. Otra vez volví a respirar sereno, satisfecho, aliviado, una parte de mi se sentía curada, parte del vacío se había llenado, está vez el remplazo me hacía sentir mucho mejor.
Pero el domingo pasado otra vez me di una vuelta por Interplaza, como es mi sana costumbre además inevitable, me dije: hay que ir a ver los tenis. ¿Ahí no que cuando vas a Interplaza y que subes las escaleras eléctricas así a mano izquierda lo primero que se ve es el puesto del chaparrito? Que subo y al voltear a ver los tenis, lo primero que vi fueron unos tenis ASICS TIGER. ¡¡Chingadamadre..!! pinche enanillo mamón.

Ya ni llegué, de ahí mismo me regresé.



LOS ASICS TIGER (los chidos)


Mis ASICS (los despintados)



Los PUMA (el reemplazo)