domingo, 17 de julio de 2011

PORQUE ES IMPOSIBLE

No es fácil encontrar el principio cuando todos los días está latente el final, pero no pensar en ti, es más difícil. Vivo con la tentación de hablarte a solas, sólo conmigo, sin ti, sólo con tu imagen y dejar frente a ti descubiertos mis deseos, todos, los fallidos, los escondidos, los atrancados, los que se han ido quedando hasta el último, porque es imposible tenerte. Fantaseo contigo en todo el extenso sentido de la palabra fantasía, recorro tus fotos archivadas en el disco duro de mi mente que he nombrado corazón, y cuando menos lo pienso surge de nuevo esa necesidad de hablarte, de no quedarme callado y regreso a ti, a toda tu historia, a tus recuerdos, sobre todo en los que aparezco, busco un punto para escribirte y me pierdo en uno de tus lunares, los que he visto y entonces cierro los ojos e imagino los que no he visto.

viernes, 20 de mayo de 2011

YO NO CREO

Yo la neta no creo que se vaya acabar el mundo mañana. Me pongo a razonar un poco y digo: si se fuera acabar, ya se hubiera empezado acabar a principios de mes ¿no? ¿A poco se va acabar todo de un chingazo y en un solo día? Ya se hubiera escuchado en las noticias: Desapareció el Polo Norte junto con Estados Unidos y su estatua de la libertad, se incendió gran parte del continente africano, Asia se achicharró… pero nel, yo no he escuchado nada. De seguro mañana otra vez llegaré, abriré mi msn, luego mi mail, después el twitter, buscaré ver algunas noticias, y entonces checaré que contactos están conectados… así que aquí nos vemos mañana y si no nos vemos, es que ya valió madre.

sábado, 9 de abril de 2011

OLIENDO A TEIBOL

Y que me habla aquel vato, que me dice:

¿Qué pedo pinche Nan cómo andas?

YO: Chido wey, chido ¿tú qué onda?

¿A qué horas sales del jale?

YO:Como a las 7:30 ¿qué traes o qué?

¿Unas chevecillas o qué?

YO:Sobres wey cáeme, de aquí nos vamos.

Pero e wey vamos a un teibolcillo que está chido, ahí voy yo.

YO:Simón wey, simón sí se hace.


Si no es porque sabía quien me estaba hablando, les diría que esta llamada venía directo desde el cielo, que fue un ángel, quizás mi angelito de la guarda que le gusta ir a los teibols. Así que dieron las 7:30 y me fui derechito. Con santo y seña llegue al teibol pactado, mi camarada ni pasó por mí. Adentro tope a aquel vato, que por cierto ya estaba muy acomodado en primera fila. Además de él también el mesero me estaba esperando. Este wey ya algo más habituado a esos lugares pa´pronto que pide una promoción para los dos. La promoción es que te dan dos cheves a precio de una, ¡¡a conmadre no!! Además te ponen un tazoncito de limones. Total que ordenó la primera. Como una crónica maña, limpie el pico de la botella y le di el primer buche a mi tecate light, que por suerte estaba bien helada, sabrosa. Di un vistazo a todo a mi alrededor, creo que a veces el show está en otro lado y no en el escenario, así que como una vieja costumbre me puse a escanear todo el lugar muy despistadamente mientras le ponía poquita sal a mi limón. A mi compañero se le veía la cara muy iluminada no tanto por el fosforescente de los focos sino por una tremenda sonrisa, había un júbilo muy especial en su rostro, un gusto, una alegría como cuando un niño llega a una juguetería. La trataba de esconder bajo una leve seriedad pero le era difícil ocultarla. Se me hace que hasta se le había olvidado que llevaba un invitado. Yo realmente estaba disfrutando los tragos que le estaba dando a mi cerveza, no estaba tan atento al espectáculo, se me hizo más interesante una película que estaban pasando en las pantallas, una de Gael García en la que anda en una isla, comiendo frutas tropicales. No se veía nada chido.

Ya habían pasado unos cuantos minutos, para ese entonces llevábamos tres promociones, o sea tres tecates light cada uno. El DJ presentador o quien sabe como se le diga a ese wey, presentó a la siguiente lady (que por estar viendo la tele no escuche su nombre). Algo me hizo voltear a la pista y ¡sopas! como cuento de hadas, que va subiendo muy despacito las escaleras una sirena, una diosa, yo creo que muchas de las rolas colombianas están escritas para mujeres hermosas como ella (según yo me puse a tratar de imaginar su nombre real y me imagino que se ha de llamar Yaneth, no sé porque pero ese nombre se me vino a la mente), entonces la vi, se parecía a Jennifer López, así con rasgos como indios, como peruanos tipo como Madeinunsa. No pude hacer más que interrumpir los tragos que estaba gozando tanto. Se robo mi mirada y mis ojos se convirtieron en una de esas redes, que lo cazadores usan para capturar leones, tigres o panteras en la selva, la atrape toda, completita. Subió y le pusieron una rola de reggaeton, las fantasías viajaron, volaron, todas fueron a parar a esos ojos indios. Sin lugar a dudas es lo más bello que he visto en esos pinches lugares. Hasta su uniforme estaba lindo, era rojo pasión. En ese momento todo desapareció: las chicas que estaban haciendo fila, los meseros, los señores calenturientos con chicas trepadas en sus piernas, las pantallas, la película del Gael, las cheves, los limones y hasta mi camarada con la mente lo desaparecí, bye se esfumaron. Ella era bella, infinitamente sensual. Aunque la belleza al fin de cuentas es relativa, quizás para todos los espectadores sólo estaban viendo a una vieja más, bailando, ayudándoles a deshacerse del estrés o de su calentura. A mí lo que me volvió como medio loco fue su forma de bailar. Sí todas bailan, pero no todas bailan igual, no me dejarán mentir pero a poco no hay chicas que se les ve en la cara que lo están haciendo a huevo, porque no les queda de otra, tristemente lo hacen por la lana. Pero mi J-LO teibolera no, ella no es un teibolera como todas. Empezó la música, la diosa comenzó a bailar, su cuerpecito se movía como una hoja en el viento, como un caballito de mar, como una cobra hipnotizada por el sonido; se le notaba en su lindo rostro con rasgos peruanos que lo estaba disfrutando, gozando. Su sonrisa desprendía destellos casi celestiales que a un mortal como yo, fácil lo pueden mandar de paseo al otro mundo. No cabía en su boca esa sonrisa tan provocativa, tan sexy, llena de alegría, (dije: ¡no mames! Que feliz se ve, y de premio al final de su jornada le darán su buena feria). Inevitablemente comencé a sentir un cosquilleo que recorría todo mí cuerpo, pero que se intensificaba específicamente en una parte que no puedo mencionar.

Ella estaba en su flow, su vida, toda entera estaba puesta ahí, arriba de esa pedorra pista de baile con un tubo en medio, lo estaba disfrutando, se le notaba en sus ojos que toda su existencia y su ser estaban ahí, todo su flow, engentada, conectada el alma a su cuerpo, como cuando un carpintero empieza a trabajar a cortar y medir la madera y de pronto empieza a silbar y a tararear: Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso… como cuando se veía a Ana Gabriela Guevara corriendo los 500 metros y su cara no se movía para nada, nada, ni un solo gesto, en ese momento en que no existe nada más que hacer lo que tanto nos gusta, la energía fluye, la vida se concentra en una sola cosa, en este caso, bailar. Yo me la imaginaba soñaba y soñaba… entonces comprendí el sentido de aquella frase que dice: “ ¡¡Yo con esta vieja si me caso cabrón!!” Lo pensé a lo largo de 30 segundos, en serio, porque sinceramente no me la imagino despidiendo todos los días por la mañana a mi hijo Adriancito, persignándolo y dándole su loncherita y un besito antes de subirse al transporte que lo llevará al kínder, tampoco me la puedo imaginar echándome mis taquitos de harina, de jamón con huevo y frijolitos, bien enrrolladitos en bolsa de lonche, menos la veo allá en casa de mi Abuelita, recibiendo el año nuevo regalando playeras o paquetes de calcetines y recibiendo a cambio regalitos, bolsitas, o alguna bufanda tejida a mano por alguna de mis tías o ya de plano unos aretitos, porque de seguro me tendría que acompañar al intercambio que se hace con mis primos los Guardiola, no … la neta no, más bien me la imaginaba complaciendo todos y cada uno de mis tan placenteros caprichitos y convirtiendo mis fantasías en realidad, por eso al llegar al segundo número treinta volví a este mundo, para despabilarme le di otro buche a mis tecate light.

Me acorde de una chava con la que andaba que me decía: si papito, lo que tú quieras, todo, todo contigo y yo como siempre he sido muy escéptico pos dije a ver si es cierto, y en una de esas que le digo a ver báilame, y que me dice: ¡Aaay no!, ¿cómo crees?, yo no sé bailar así, no, no, ¡que oso!. Mi respuesta fue automática: ¡¡utaa madre!! ¿Pos no que lo que yo quisiera? La neta no me llama mucho la atención eso de los bailes eróticos, no es un lugar donde habiten mis fantasías, ni siquiera pasan cerca, más bien yo quería ver qué onda, que pasaba, como se veía, ya saben cómo es el mexicano de curioso. Aunque no sé porque me sorprendí tanto, si ella misma una vez también me dijo: ¿Oye mi amor y tú has ido a un teibol? Y yo como no entiendo la lección, así de una, como la pregunta fue a rajatabla que le contesto: sí, simón, sí si he ido, (pos le dije la neta), que se me espanta la muy loca (ya me imagino, como si le estuviera contando a una monjita), que se me indigna, que me dice: que grosero, descarado como lo dices así nomás, y yo ¡achinga! pos que querías que te hiciera una poesía, que te declamará o que pedo, además me preguntaste y te dije la verdad, así soy yo. Le dije pos sí, tengo 26 años, ¿qué quieres?, me hubiera dado más pena decirte que no a esa edad, además hasta tu papá ha ido que no haga pendejo, bueno eso nomás lo pensé. Lo que pasa es que esa morra tenía su realidad distorsionada y muy de la chingada. Yo estaba como que en este mundo y en otro paralelo, ya empezaban a relajarme las cheves. Ya se me estaban perdiendo hasta las horas del reloj, mi colega, digo camarada que me dice: Ya vámonos wey. Y sin más opción le caímos. Ya estando esperando el cambio del pago de las las cinco promociones, le di el último beso a la cheve, me vi en medio de eso minuto en que uno se pone a reflexionar sobre la vida: ni parece que fuera todavía el mismo día, que nació mal parido, había estado gacho, pesado, de esas veces que quisieras tener cuatro manos, cinco pies y poder correr más veloz que un puma, que las horas tuvieran al menos unos 90 minutos, que la gente fuera un poco más tranquila y comprensible, de esas veces que me hubiera gustado haber nacido con el don de la paciencia o al menos con esa habilidad de tirar a león a la gente que viene a este mundo nomás a joder. Caminé estresado, anduve tenso casi toda la tarde, eso me obligo a que estas horas esté saliendo de un teibol. Ya en camino, un poco más tranquilos, relajaditos, y como no era muy noche salimos a buscar un taxi. Ya trepados, el taxista empezó con su charla de siempre: Listo amigo, ¿de la chamba o de la escuela?, y yo ¡uta! de ninguna de las dos. Haciendo cuentas ese día creo que salí ganando. Del teibol me traje en mi mente y para siempre a esa J-LO teibolera con rasgos peruanos. Al chile también me quede con las ganas de seguir dándole más tragos a mi cerveza. Y una cosa había quedado bien clara en mi cabeza: Ella, mi india peruana es más feliz que todos los que estaban (o estábamos) en ese apestoso y pinchurriento lugar, estoy seguro. Y además que por primera vez en mis 28 años siento y lo puedo decir con todo mi corazón: Esas cheves sí me las merecía.

jueves, 17 de marzo de 2011

ESO PASA CUANDO UNO SE ENAMORA DE LAS COSAS.

Después de unos años, más o menos como cuatro, por fin me pude comprar unos tenis ASICS. Por azares del destino no me había podido hacer de ellos, sencillamente no se había dado. A veces traía lana y no había, a veces los veía pero no andaba buscando tenis y así viceversa, además como ni tengo amigos ni parientes que vayan al otro lado y encargárselos, pues nomás no me podía cumplir ese gustito.
Pero aquel lunes amanecí sin mucho jale, y me fui a pajarear un rato ahí por Interplaza, y que los voy viendo, y luego luego dije ¡¡¡aaaa su madre!!! Sonaron campanitas a mí alrededor. Así es como los ando deseando desde hace mucho. Casualmente en ese rato no tenía ni un peso partido por la mitad, ok, traigo tres dólares en mi cartera que según son para la buena suerte y como mi suerte está jodidisíma, traigo tres. No los completaba como quiera. Me fui caminando con ojitos de enamorado, dije: por fin ya vi donde los venden. Sólo me faltaba lo mero bueno, ya tenía todas las ganas de comprarlos, toda la ilusión, la intención y hasta los pantalones con que me los iba a poner, nomás que me faltaba la lana, casi nada. Así que ni pedo, no tenía más opción que asaltar un Seven o un Oxxo, ja, na no es cierto; había que echarle más ganas al jale y si no, pedir un préstamo a mi carnal (que fue lo que hice). Le dije: E wey, préstame pa’ unos tenis, un día te los pagaré. Como él comparte conmigo ese vicio por comprar tenis, me comprendió, claro le tuve que contar que eran unos ASICS s, que nunca los había visto, que estaban conmadre, que me los iban a ganar; le di todas mis razones sentimentales. ¡Listo, me hizo un paro! Luego de una semana y media me compre mis tennis ASICS. Bien recuerdo el speech del vendedor. El vendedor seguro que muchos lo conocen, es el enanito que tenía un puesto bien chingón de tenis en el puente, pero con el huracán Alex se tuvo que cambiar de punto. De hecho en el puente el wey se creía muy machín, te atendía en mal pedo, pero por el trato que me dio ese día, creo que la renta que ha de estar pagando el puto ya lo hizo cambiar. Cuando llegue ahí, ya había otros Puma que también estaban bien padres, el Chaparrito se me estaba desesperando, que me dice (con el afán de cinchar la venta): yo te recomiendo estos TIGER (ASICS), los Pumas seguro después traigo más, pero estos TIGER es difícil que los vuelvas a encontrar. Sentí miedo, me sentí en peligro, amenazado, así que me dije: no mames es ahora o nunca, y¡¡sobres!! Que me compro mis ASICS TIGER. Mis seres queridos me los chulearon mucho, yo estaba seguro que había hecho una buena compra. Mejor dicho una compra perfecta. Yo andaba feliz y contento con mis tenis.
Siempre he pensado que cuando uno quiere algo lo cuida, así que un triste día que se me enmugraron muy severamente, me vi en la necesidad de lavarlos. Con el afán de tenerlos cuidaditos y bonitos, igualitos como cuando los vi por primera vez. Tenían un polvo como muy pegado, por más que le tallaba seguían igual, así que le seguí tallando, y tallando. Los puse a secar, cuando regresé ya estaban casi secos, ¡¡pero lo azul estaba despintado!! ¡Alabao sea el señor! no mames, ¡no mames!, ¡¡no mames!!, no podía dejar de repetir lo mismo, esa frase que casi siempre significa que algo grave ha sucedido. Los tallé otra vez para quitarle la pintura azul que se corrió sobre la tela blanca y nada, nada. Los remojé en agua limpia a ver si se limpiaban, los puse a secar de nuevo. Después de un rato fui a verlos, ya nada se podía hacer. Un vacio se hizo en mi corazón. ¡chingale pos ni pedo! Hay que ser fuertes. Así me los puse otros dos días y no, ya no eran los mismos. Se veían como las chicas lindas cuando por tanta lágrima se les corre el rímel debajo de sus ojitos. Había que salir de esta.
Pobre de mi corazón, que en lo que va del año, ha experimentado el mismo sentimiento ya dos veces. Resignación, esa es la palabra, había que sobreponerme a esta sensible pérdida. Resignarme así nomás porque sí, prácticamente a huevo, no fue cosa fácil, fue más bien súper difícil, como sacarle la raíz cuadrada a 2 sin calculadora, como perder el partido por el descenso, como despertar en la mañana sabiendo que no hay esperanza de que llegue la tarde, como amanecer de luto en domingo. Fue como revivir aquella tristeza que sentí cuando aquella chica tan bella y tan linda gente, de pronto no quiso quedarse más a mi lado. Sin más que hacer había que amarrarse los calzones y aguantar vara; como la quiero había que dejarla que se fuera.
Pero que duro fue acostumbrarme a su ausencia, a no volver a verme en sus ojos, a no besar su cara, sus mejillas, sus labios, a no escuchar más su risa, privar a mis oídos de sentir su hermosa voz. Ahora me tocaba buscar lo que sea para rellenar ese hueco en el alma. Que cruel fue ver una y otra vez sus fotos en el feisbuk (masoquismo también), tener a la mano sus números en mi celular, era hora de buscar algo bueno en mi vida que llenará ese boquete que se hizo en mis horas, en mis días, en mis pensamientos, en los versos tachoneados en mi libreta y mis hojas sueltas, tenía que tapar ese hoyo negro que me ha sobre poblado de hondos suspiros.
Aunque he de decir que ahora que la veo, creo que sí se tenía que ir. Ella tiene que volar por sus cielos, respirar aire fresco todos los días, renovar su alma cada vez que sale el sol, ser libre como mariposa en primavera, viajar sin rumbo en medio del mar, como balsa que escapo de sus amarras, estrella fugaz que pasa en frente de mis ojos sin darme tiempo para pedir un deseo, como un pez, como un niño en la alameda. Porque la quiero había que dejarla que se fuera.
Después de pasar por todo ese proceso tan doloroso de desprenderme y dejar ahí en un rincón mis tenis ASICS, ahora venía la tormenta y empezar a buscar un bálsamo para la herida, o de plano comprar cicatriciur o baba de caracol, buscar cerrar en un dosportres esa zanja en forma de cortada y remendarme el corazón, que desde que ella se fue no late como antes.
Uno no entiende que no es bueno para la salud amararse y enamorarse tanto de las personas, perdón por el pleonasmo, porque cuando se habla de enamorarse se entiende que hay un exceso, un empelotamiento sobrenatural. Tal vez porque se quiso mucho y se deseo en demasía. Y es complicado así nomás de buenas a primeras decirles adiós, uno se resiste al dolor y tranquilamente se sufre. Quizás sea peor enamorarse de las cosas, ya ven como es uno de enamoradizo, además medio cabra, y en lugar de pasar por ese dolor del duelo y ver ahí mis tenis tan chidos, olvidados haciéndose viejos, porque yo sabía que ya no me los iba a poner, mejor decidí tomar el camino fácil… me fui a la Pulga Mitras, busque otros tenis. Ya tría en mente unos PUMA bien chingones. Los busque, pero no los hallé, era tanta mi tristeza que el malestar ya no me dejaba, así que me precipité y fui en pleno miércoles, que según los locales ya estaban abiertos, pero no. Ya cuando venía de regreso buscando la salida, con la misión sin cumplir, algo me hizo voltear, fue cuando vi a lo lejos un puesto abierto con unos tenis chidos, eran unos PUMA azules con negro muy chingones diría yo. Y listo, me los probé, no deje que me enseñaran más, ¿Cuánto? Simón, me convertí en su dueño. Otra vez volví a respirar sereno, satisfecho, aliviado, una parte de mi se sentía curada, parte del vacío se había llenado, está vez el remplazo me hacía sentir mucho mejor.
Pero el domingo pasado otra vez me di una vuelta por Interplaza, como es mi sana costumbre además inevitable, me dije: hay que ir a ver los tenis. ¿Ahí no que cuando vas a Interplaza y que subes las escaleras eléctricas así a mano izquierda lo primero que se ve es el puesto del chaparrito? Que subo y al voltear a ver los tenis, lo primero que vi fueron unos tenis ASICS TIGER. ¡¡Chingadamadre..!! pinche enanillo mamón.

Ya ni llegué, de ahí mismo me regresé.



LOS ASICS TIGER (los chidos)


Mis ASICS (los despintados)



Los PUMA (el reemplazo)