jueves, 7 de enero de 2010

CARTA



Mamá, contagiada por toda esta emoción causada por el campeonato de los Rayados, después de preguntarme si iba a almorzar, me dijo: Dicen que el Chupete Suazo se va a un equipo que se llama Atlético de Madrid, pero dice el viejillo (así la decimos en mi casa a Don Robert) que por su carácter reservado, antipático, que no le gusta hablar mucho, no le conviene ir a ese equipo, primero por la afición, que es muy hostil, principalmente con sus jugadores, que el Chupete batallaría mucho para adaptarse. Con esta información del futbol de estufa y la polémica que aparece siempre cuando habla el viejillo, esta vez no fue proporcionada por el Record, Cancha o Pasión Futbolera sino por mi mamá, así empecé el día y me hizo volver un poco en el tiempo y acordarme de un comercial que Carlos me recomendó, que con la charla media futbolera matutina con mi mamá automáticamente lo recordé, el comercial se llama: Carta, es de una agencia española llamada Sra. Rushmore, una de las más grandes hablando de creatividad a nivel mundial (según yo), es un comercial del Atlético de Madrid, el revivirlo creó una explosión de recuerdos, ideas, sentimientos comentarios y emociones; ninguno más ni menos importante. El simple pero increíble hecho de que un comercial hace que nos identifiquemos, casi fotocopiarnos con una situación y un sentimiento, es el principal motivo por el que a uno le gusta tanto la publicidad. Imágenes y sentimientos se vinieron como ráfagas cruzadas, el primer recuerdo fue que este comercial me lo paso Carlos cuando estaba con él allá en Quito, en una de esas transferencias de información con la única intensión de que cada vez mi acervo personal sea más vasto, que es lo que normalmente hace un maestro con un alumno; otra cosa que provoco asociar este aviso con lo que me platicaba mi mamá fue el hecho de que el man del comercial es ecuatoriano. Otra razón es que precisamente es el Atletic el equipo al que dice mi mamá que dicen que se va el Chupete. Este comercial de la Sra. Rushmore es como si alguien explicara por uno lo que se siente cuando te alejas de tu casa y lo único que se desea en esos momentos es que la familia sepa que estamos bien, que estén tranquilos. Pero “Estar bien” se convierte en algo tan subjetivo, las palabras no alcanzan para transmitirles esa tranquilidad. Uno puede estar como sea pero el hecho es decirles que estas bien, a lo mejor te pasa cualquier cosa, pero no importa. Por ejemplo que se te suelte el estomago y ya van como 16 veces que vas al baño y en una de esas sientes que vas a desaparecer de este planeta, como una vez fue mi caso pero al hablar con papá o con mamá y preguntan ¿como estas?, les decía sin dudar: Estoy bien.